Si son apostadores saben que esta es una labor exigente, de disciplina y mucho rigor en la investigación. Concentración. De tolerancia a las derrotas.
Por cierto: ¿Cómo sacer provecho de las caídas?
Porque no todas las derrotas son iguales. Hay casos en los cuales perder enseña. Otras veces, cuando se hacen “apuestas malas”, sin darse cuenta están en un escenario adverso, oscuro y peligroso. Les impide progresar.
A qué se le consideran malas apuestas
En este caso, las llamo así porque son aquellas jugadas con poco análisis. Se juega porque sí, a lo que salga. Se abandona alguna táctica. Como cuando se hacen las cosas porque toca, sin mediar en el camino sobre las razones que motivan a hacerlo.
Ese tipo de apuestas, cuando ganan, crean una zona de confort muy riesgosa. Se insiste en seguir así y la tendencia a creer que deben insistir es la misma. Limitan la importancia del largo plazo y voltean todo a un ritmo frenético de apostar porque “toca recuperar lo que se perdió”.
Buenas apuestas perdidas
Una buena apuesta, de las que dejan un gustito especial, son aquellas que fueron pensadas. Se trabajaron bien. La selección obedeció a una serie de criterios propios del apostador y su táctica. Muestran el camino a seguir y conservan la esencia del largo plazo en las apuestas deportivas.
No siempre salen porque no hay un elixir mágico en esto. Se pierde. En cierta forma, considero que las tácticas, todo este tipo de enseñanzas para ser más sapientes en las apuestas deportivas, tienen como objetivo reducir las pérdidas. Ganancias, sí, aunque todo es parte de un sube y baja, donde lo importante es aprovechar esas buenas rachas.
Con todo y que hay estrategia, se pierde también. Sin embargo, la sensación es distinta. Sé que a muchas personas les interesa el resultado, no el cómo se llegó al fracaso o victoria. Esa parte del trayecto omitida contiene la sustancia. Cuando no se gana queda el optimismo de ver resultados pronto porque se perdió por poco. Detalles, que llaman. Como los buenos equipos de fútbol que conservan una propuesta, la sostienen y así tengan pequeñas series de malos resultados saben que van por buen camino. Esas son las buenas apuestas.
No inventen, ni apuesten a la ligera. Crean en un método, el que sea. Sean fieles a la disciplina y de ninguna manera se dejen llevar por la zona de confort.