Vamos a eliminar una frase que se ha hecho común en las apuestas deportivas: Dinero fácil. Es una trampa. ¡Nos mienten!
¿Quiénes lo hacen?
Los pronosticadores aparecen en redes sociales, prometiéndonos ganancias absurdas en poco tiempo, como si no supieran de las limitaciones. Esos timadores, que nos quieren quitar el dinero.
También algunas casas de apuestas, que en su afán de conseguir clientes incluyen en sus promociones de televisión y digitales expresiones asociadas a ganar dinero online rápido.
Los que comienzan a apostar y se entusiasman ante la primera racha positiva, creyendo que será sencillo ganar dinero.
Las apuestas deportivas nunca son dinero fácil. Con todo el respeto de las bookies, aquellas con un discurso semejante, en lugar de atraer gente, la espantan. Sumar cantidad de clientes para luego derrumbarse porque esas personas, de repente, dejan de apostar. Se dan cuenta que no es fácil. ¡Se aburren!
Todo el mundo espera llegar, apostar y ganar dinero rápido, fácil. Los beneficios de inmediato: ¡Cobren!
Eso pasa demasiado aquí y en cualquier otro país donde estén reglamentadas las apuestas deportivas.
No existe dinero fácil y rápido. Si eso fuera así, las apuestas deportivas ni siquiera existirían. Este negocio se nutre de quienes no tienen constancia, dedicación. De personas sin paciencia ni ganas de aprender.
Se puede llegar a ser rentable: ¡Es posible! Si pensáramos en esto como un ejercicio de inversión, cambiamos ese discurso del dinero fácil. Aquí no se juega y menos con los recursos económicos que tanto nos cuesta conseguir. Lo apostamos, sí, pero técnicamente lo arriesgamos en una inversión que nos dejará unos dividendos. Ganamos o perdemos, como en cualquier negocio.
Si yo tengo un bank inicial de 100 mil pesos, en lugar de trazarme como objetivo duplicar ese dinero en un mes, por qué más bien no me enfoco en hacerlo crecer un 10 o 15%. Así sucesivamente durante uno o dos años. Si somos constantes y dedicados conseguiremos el objetivo.
¿Ven que no es dinero fácil y rápido? Se puede ganar y las apuestas deportivas, bajo esa perspectiva, valen la pena. Lo que no permitiremos es pensarlas de forma tan banal, que a veces es mejor jugar a la lotería.
Por eso los apostadores quiebran, las derrotas aumentan. Aparecen las crisis. Nos falta pedagogía en este tema porque con el conocimiento ahuyentamos a esos vendehúmos.
No es fácil, ni rápido. Es conocimiento y disciplina.